Aprendí a ser un animal nocturno. A reír, cuando solo quería
llorar. Aprendí a que todo me resbalase. Aprendí a salir de casa sin pensar en
volver. Aprendí de todos y cada uno de mis errores, y me juré no repetirlos.
Dejé mis sentimientos de lado, ya solo quería jugar. Era muy fuerte. Ya nada ni
nadie podía hacerme daño. Hasta que, llegaste tú, y rompiste mis esquemas.
Aquello se me hizo raro, pero me acostumbré muy rápido, demasiado para mi
gusto. Y ahora, ya no estás, y es ahora, cuando duele. Cuando se me han quitado
las ganas de todo. Ya no soy fuerte, ya solo se hacer una cosa: llorar. Y me he
dado cuenta de que, por mucho que lo intente, ya nada será como antes, que por
mucho que vuelva a ser como era, quedará algo en mi, algo que me hará pasarlo
mal cada noche, algo que siempre vivirá conmigo. Eso que quedará en mi será tu
recuerdo. Ese veneno, eso que ya no tiene cura. Esa herida abierta. Y es ahora,
cuando te necesito, y te necesito mas que nunca. Necesito que estés aquí, a mi
lado. Te necesito.